Reseña de la vida del Doctor Nelson León Vizcarra, fundador y gestor de la unidad educativa que actualmente lleva su nombre.
Nelson Temístocles León Vizcarra nació el 5 de agosto de 1919 en Guanujo, provincia de Bolívar. Fue el décimo y último hijo de Alejandro León Cortés y María Elvira Vizcarra Chico. Su familia, muy unida y profundamente católica, se dedicaba al trabajo agrícola en tierras de la Sierra y en una hacienda de la Costa llamada “El Vergel”. Su padre era un hombre honrado, parco, justo y cortés. Su madre, una mujer distinguida y muy humana, aspiraba a que “aunque sea su último hijo, estudie la universidad”, ya que los demás fueron directamente a trabajar en la hacienda siguiendo las disposiciones del padre. Ella tenía esa perspectiva quizá porque su abuelo, allá en los inicios de la República, había sido uno de los primeros bachilleres de la provincia. Era una familia piadosa, preocupada por vivir bajo la ley de Dios más que por hacer dinero; en palabras del Doctor Nelson León: “disponía de lo suficiente para vivir sin angustias” (Calvo, 2010:9).
Sus estudios primarios los realizó en la Escuela Vicente Rocafuerte de Guanujo y los secundarios en el Colegio Pedro Carbo de Guaranda. Desde muy pequeño desarrolló un gran afán por la lectura, que perduraría a lo largo de toda su vida. Ya en la adolescencia mostró un espíritu crítico y poco adepto a los ritos católicos tradicionales, muy probablemente porque veía el comportamiento de los religiosos locales, que traficaban con la fe y transgredían con frecuencia las normas de la moral. Estas inquietudes encontraron tierra fértil durante los años de estudios secundarios. Allí tuvo excelentes profesores con quienes, en tertulias que se daban incluso fuera de las aulas escolares, se introdujo en el mundo de la cultura, la literatura y el conocimiento. Con algunos compañeros que tenían parientes afiliados al Partido Socialista y Comunista y moraban en la ciudad de Quito, centro político de la nación, hacía el seguimiento de los hechos y figuras más importantes del momento. En este contexto fraguó su sueño de aportar a la construcción de un mundo más justo e igualitario e hizo suyo el ideario socialista, decisivo en la formación de su identidad.
En el colegio fue un alumno destacado. Había cultivado buenos hábitos de trabajo y responsabilidad que sumandos a sus capacidades personales le hicieron culminar esta fase siendo el mejor egresado de la promoción. Posteriormente, antes de iniciar sus estudios universitarios se desempeñó como maestro, primero de una escuela particular de la ciudad de Guaranda y luego en una escuela fiscal de Echeandía, en la cual hacia finales del año lectivo fue promovido a director. Estos fueron sus primeros contactos con la docencia y la administración educativa. Si bien aún no contaba con conocimientos pedagógicos formales, el afecto y cuidado que le puso al trabajo con los niños le permitió cumplir satisfactoriamente su misión. Allí constató el olvido y postergación de la educación pública rural por parte de las autoridades centrales, al no recibir respuesta alguna a sus reiterativos pedidos y reclamos por mejorar las condiciones educativas locales. Esta experiencia coadyuvó a su decisión de viajar a Quito para ingresar a la universidad y continuar con sus estudios superiores.
En 1943 ingresó a la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Central y un año más tarde a la de Jurisprudencia de esta misma universidad. A la par se afilió al Partido Socialista e inició una militancia comprometida, adscrita al ala más radical que seguía la línea política de Manuel Agustín Aguirre, con quien estableció una relación muy cercana. Trabajó directamente con los obreros y sobre todo en el seno universitario. Fue presidente de la Asociación Escuela de Filosofía, Letras y Educación y representante estudiantil al Consejo Universitario y luego vicepresidente de la Federación de Estudiantes Universitarios. En ese entonces, para ser candidato a una de las dignidades estudiantiles se requería ser buen estudiante, tener una trayectoria sin tacha, ser de izquierda y contar con una capacidad de liderazgo que convoque el apoyo de los compañeros universitarios. Nelson León reunía todas esas condiciones.
El financiamiento de su formación universitaria corrió por su propia cuenta. A los pocos meses de haber llegado a la ciudad de Quito se vinculó laboralmente al Ministerio de Previsión Social y Trabajo. Comenzó en el peldaño más bajo, escribiendo oficios y cumpliendo funciones de apoyo, pero al poco tiempo, por haber ganado concursos internos, fue ascendido a Inspector del Trabajo. Desde esta posición contribuyó a la puesta en marcha de una legislación laboral progresista desarrollada por militantes socialistas, que sentó las bases del Estado Social ecuatoriano al reconocer los derechos de los sectores subalternos y de esta forma viabilizar la inclusión de trabajadores, campesinos, indígenas y sectores medios (Coronel, 2010).
En este fecundo contexto terminó sus estudios de Jurisprudencia y Ciencias Sociales en 1950 y de Ciencias de la Educación en 1951, con las máximas calificaciones. Para su doctorado en Jurisprudencia, presentó una interesante tesis titulada “Los menores en la legislación ecuatoriana del trabajo”. En este trabajo denunció la existencia de niños trabajadores, las duras condiciones en las que desempeñaban sus labores y el impacto de estas en su desarrollo y crecimiento físico, intelectual, psíquico y humano en general. Puntualizó las insuficiencias de los marcos legales existentes y su falta de cumplimiento y propuso una serie de políticas orientadas a subsanar la situación.
Concluidos sus estudios inició su vida profesional. Trabajó como abogado en libre ejercicio y se vinculó a la Facultad de Filosofía, Letras Y Ciencias de la Educación de la Universidad Central, inicialmente como Secretario – Abogado de la misma y luego como docente, actividad que desarrollaría durante más de treinta años hasta jubilarse. En su práctica privada tenía clientes diversos, pero la mayoría eran trabajadores y organizaciones sindicales. Así como antes los había atendido desde la Inspectoría del Trabajo, en la nueva situación lo hacía en forma gratuita en cumplimiento de un mandato ético socialista.
Su militancia política también continuó muy activa. Se definía como “peón del partido”, no en forma peyorativa, sino para resaltar su disposición de servir a la causa desde la posición que sea necesaria para la concreción del proyecto político que los inspiraba. Ocupó varias dignidades en la estructura del Partido Socialista. Una de ellas fue la dirección del periódico La Tierra, órgano del partido, desde 1953 hasta 1955. Este diario era un instrumento de difusión de las ideas socialistas, así como de unificación de sus militantes y de vigilancia y crítica a los gobiernos de turno. Como consecuencia de su línea editorial tuvo que enfrentar un juicio planteado por Velasco Ibarra, presidente de la República del Ecuador de ese momento, quien acusaba al periódico de difamación y calumnia. Ante esta situación el Doctor Nelson León asumió la responsabilidad de los redactores y cronistas del diario y su defensa, apoyado por los Doctores Juan Isaac Lobato y Fabián Jaramillo Dávila. Después de una larga comparecencia y ante el abandono de la acusación, se logró la victoria con lo que se sentó un precedente, en la lucha por la libertad de prensa.
Eran años de fervor político donde la izquierda dejaba su impronta en la estructura institucional del Estado y de la sociedad ecuatoriana haciéndola más incluyente para los sectores subalternos y apuntalando una clase media. En este contexto, en el año 1956, en el seno de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación se constituyó un grupo de socialistas y comunistas que se propusieron asumir la conducción de la Facultad. Este grupo estuvo constituido por: Nelson León Vizcarra, Fabián Jaramillo Dávila, Luis Verdesoto Salgado, Rafael Almeida Hidalgo, Jorge Almeida Hidalgo, Oswaldo Chávez, Alonso Rodríguez, Luis Riofrío, Germán Cifuentes, Plutarco Herdoiza, Rubén Silva y Arturo Zambrano. Después de ganadas las elecciones continuaron reuniéndose para poner en práctica su propuesta de trabajo a la luz de un análisis crítico de la situación de la educación y de la política (Calvo, 2010). En el fervor de esas reflexiones surgió la iniciativa de hacer una escuela, donde se puedan aplicar las innovaciones planteadas. Sería un espacio de prácticas y formación de los futuros maestros y también la alternativa educativa para sus hijos e hijas, así como los de sus amigos y parientes cercanos. La idea cobró fuerza ante la necesidad de una educación innovadora en un contexto dominado por la educación religiosa. El grupo definió los principios que orientarían la nueva unidad educativa, así como su forma de organización y financiamiento.
La puesta en práctica de este proyecto estuvo a cargo del Dr. Nelson León quien, sin ninguna remuneración en un inicio, se dedicó pacientemente a todos los detalles de la constitución de la Cooperativa Universitaria de Educación la cual dio origen al Pensionado Universitario. Esta unidad educativa nació vinculada a la Universidad Central, pero luego se separó de ella, a fin de garantizar su supervivencia y estabilidad, amenazadas permanentemente por los avatares políticos que enfrentó esta universidad, los cuales llegaron incluso a provocar su clausura en los años setenta, bajo la última administración del Dr. José María Velasco Ibarra.
El Pensionado Universitario abrió sus puertas en el mes de octubre de 1957, con 80 niños y niñas repartidos en el Jardín de Infantes y los tres primeros años de la educación primaria. Para el año siguiente se completó toda la primaria y se inició el primer curso de la sección secundaria. Al término del año lectivo 1964 – 1965 se graduaron los primeros bachilleres en tres especializaciones: Físico Matemático, Químico Biológicas y Ciencias Sociales. Todos ellos ingresaron a la Universidad Central para continuar sus estudios superiores, excepto uno que optó por la aviación. De esa forma desde sus inicios el nuevo colegio se perfiló como un espacio de formación académica para el paso a la Universidad.
El primer local de la unidad educativa fue una hermosa casa ubicada en la calle Humberto Albornoz cerca de la Universidad Central. Luego, ante el aumento del número de alumnos, se trasladó a un espaciosa y tradicional casa de la Diego de Almagro en el barrio La Mariscal. Post3riormente se pasó a un local propio, ubicado en la urbanización Granda Centeno, el cual fue inaugurado el 25 de junio de 1966 y donde sigue funcionando hasta el presente.
Por más de cincuenta años el Dr. Nelson León colocó como centro de su accionar la construcción paulatina y sostenida del colegio. Desde un principio asumió las funciones de Gerente de la Cooperativa y luego de Rector del Pensionado Universitario. Fue además docente de la institución por muchos años. Desplazó a segundo plano las actividades de la política, con sus oropeles y sinsabores y se dedicó a la labor silenciosa y trascendente de construir una institución de educación alternativa, donde se hagan realidad las utopías y tomen cuerpo en la cotidianidad de la vida de cada uno de los miembros de la comunidad educativa. Se trataba de cambiar la sociedad desde adentro, desde las consciencias y los corazones de niños y jóvenes para que luego sean estos los que forjen un país diferente.
Un conjunto de principios guio la construcción del Pensionado Universitario. Debía ser un colegio laico, a fin de que los niños y niñas crezcan libres de cualquier imposición o condicionamiento religioso que limite su capacidad de pensar, criticar y preguntar. Debía ser una educación democrática, por lo que las pensiones siempre fueron módicas a fin de garantizar el acceso de estudiantes de diversas condiciones sociales y económicas con el objetivo de que crezcan reconociendo y respetando las diferencias. Tenía que ser una entidad sin fines de lucro, porque consideraban que la educación no podía ser un negocio sino un derecho, En esa perspectiva el Dr. Nelson León instauró una modalidad de gestión donde no se repartía ningún tipo de beneficio entre los miembros de la Cooperativa, todo excedente se reinvertía en la misma unidad educativa. En esta misma línea, inmediatamente después del fallecimiento de uno de los fundadores el Dr. Fabián Jaramillo Dávila en 1989, el Dr. Nelson León impulsa la transformación de la Cooperativa Universitaria de Educación en Fundación, con lo cual el carácter de entidad sin fines de lucro quedó plasmado jurídicamente en forma definitiva.
Para contar con una educación de alta calidad se buscó a los mejores profesores provenientes de los normales Manuela Cañizares y Juan Montalvo. Se trabaja intensamente en la promoción de un cambio de actitud a nivel de los docentes, a fin de que abandonen las prácticas autoritarias de la educación, que en esas épocas llegaban incluso a la violencia física y sean sustituidas por una pedagogía basada en el respecto y los derechos del estudiante. Las últimas reformas curriculares, aplicadas en Ecuador a fines del siglo XX e inicios del XXI, ratificaron este enfoque que para el momento era completamente innovador.
A lo largo de los años de construcción del Pensionado Universitario, el Doctor León fue perfilando una filosofía educativa y un modelo pedagógico. Consideraba que educar era un acto de amor y una de las actividades humanas superiores porque, como lo decía “…no hay labor alguna en el mundo que sea más importante que la de formar seres humanos desde el niño pequeñito hasta la alta distinción universitaria”. Inculcó el respeto irrestricto y el buen trato. Consideraba que la mejor forma de solucionar los problemas era con el diálogo y no con la imposición. La educación no podía ser solamente informativa sino sobre todo debía lograr una formación humana integral, basada en la honestidad, la solidaridad, la vocación de servicio, la responsabilidad, el amor y dedicación al trabajo.
El eje del desarrollo del modelo educativo se basaba en las necesidades de los alumnos en torno a las cuales se desplegaron múltiples iniciativas, de todo tipo, con la meta de prepararlos para la Universidad y para la vida. Impulsó una educación orientada a la formación científica, fomentó el contacto con el arte y la creatividad a través de múltiples programas educativos. Promovió el desarrollo de un proyecto innovador de orientación vocacional, basado en un seguimiento sistemático de las aptitudes e inclinaciones de los estudiantes a lo largo de todo su trayecto escolar, desde los primeros años de la educación básica hasta los últimos del bachillerato. Fomentó una formación en ciencias sociales práctica y colaborativa para alejarse de las prácticas memorísticas y promover el desarrollo de razonamiento crítico surgido del diálogo, la discusión y la experiencia. En el ámbito de las ciencias exactas y de la biología creó las condiciones para el estudio técnico experimental a través de laboratorios de diverso tipo. A los profesores les estimuló para que desarrollen sus propios libros y proyectos. Instauró la llamada Cátedra Pública que consistía en conferencias de arte, filosofía, literatura dictadas por intelectuales como Jorge Icaza y Plutarco Naranjo, entre otros, que tenía el objetivo alimentar el espíritu creativo y crítico de los jóvenes. Estas iniciativas y muchas más lograron perfilar una educación de calidad orientada al desarrollo humano integral.
Instauró una gerencia educativa congruente con los principios socialistas que inspiraron la fundación del Pensionado Universitario. A más de hacer realidad la finalidad pública y sin fines de lucro de la institución, abogó por evitar las grandes asimetrías en las remuneraciones. Desde la gerencia sirvió y guió a los profesores y eso sembró gratitud y un sentido de pertenencia con la institución. Constituyó un fondo de becas para los más destacados estudiantes y para aquellos que se encuentren en premuras financieras haciendo realidad el principio de la solidaridad. Instauró una gestión austera y transparente que priorizaba la inversión en el proceso educativo mismo, más que en aspectos suntuarios. Abogó por la inclusión y por dar siempre una oportunidad a todos los estudiantes que lo necesitaban.
Sus dotes de constructor y diseñador le ahorraron al Colegio muchos gastos pues dirigía en persona las obras de la infraestructura del colegio, contando siempre con la asesoría técnica respectiva. Le caracterizaba un gran sentido práctico, que unido a un exquisito gusto estético marcó el desarrollo de la infraestructura del colegio: sencilla, austera pero bonita, adornada con flores, con una pila tradicional de piedra y un parque que él mismo diseñó. Estuvo en todo, desde las gestiones para conseguir la donación del terreno por parte de la Ilustre Municipalidad de Quito y el préstamo necesario para la construcción del edificio, hasta la construcción del coliseo con todo su ropaje y las instalaciones de los recintos para los niños más pequeños, la colección de piezas arqueológicas y las instalaciones de las bibliotecas del aula orientadas a facilitar el contacto con los libros y motivar la lectura. En todo se expresaba esa ternura con la que construía en los detalles la gran obra educativa.
De esa forma, se creó un modelo de gestión privado alternativo, que puede ser considerado un modelo demostrativo para todo el sistema educativo del país. En éste se parte de considerar a la educación como un bien público y no como una mercancía, pero al mismo tiempo, al no ser una educación estatal, involucra a la sociedad en el quehacer educativo, dando la oportunidad de que se exprese la diferencia y la creatividad de los distintos actores, en un marco de reglas y normas generales establecidas por la entidad rectora de la educación. El Dr. Nelson León contribuyó en forma decisiva a que un sueño socialista, cuyo ideario asumió también las deudas de la Revolución Liberal como fue que el carácter laico de la educación, se haga realidad. Dejó su impronta en cada rincón del Pensionado Universitario y en cada tramo de su quehacer. A través de ello marcó la vida de cientos de jóvenes que pasaron por sus aulas a lo largo de seis décadas, no solo preparándolos para un exitoso ingreso y desempeño en la universidad, sino también haciendo de ellos seres de bien y contribuyendo a que sus años de niñez y juventud queden en su memoria como un recuerdo de alegría y satisfacción, al cual recurrir en cualquier momento de la vida.
El Dr. Nelson León plasmó en su obra su filosofía personal, algunos de cuyos lineamientos son los siguientes:
- La libertad de un individuo radica en tener las menores necesidades, eso le permite adaptarse a muchas circunstancias sin sufrimiento.
- Nunca hacer daño a nadie y si es posible servir a todo el que lo necesite. Lo importante es por qué se trabaja, cómo se trabaja y cuánto se trabaja, ya que el trabajo no es solamente el medio para conseguir los recursos para la sobrevivencia sino sobre todo una forma de humanización.
- La solidaridad, la honestidad, el respeto y sobre todo el amor al prójimo son los valores centrales de la vida pública y privada.
- Hay pocas cosas innegociables, por las que se puede entregar la vida, en todas las demás debe prevalecer la tolerancia, el diálogo, los consensos y los acuerdos.
- El amor es la base de la educación, la familia y la relación humana.
A lo largo de esta trayectoria hubo reconocimientos tanto para el Dr. Nelson León como para el Pensionado Universitario. En 1966 el Presidente de la República honró al Pensionado Universitario y a la Cooperativa Universitaria de Educación, con la Condecoración al Mérito Educativo de Primera Clase, año en el que inaugura su propio y moderno edificio, en el terreno donado por el Municipio de Quito. En 1982 al cumplir los 25 años el Ilustre Municipio de Quito otorgó la Medalla de Oro con el emblema de la ciudad. Mas tarde, al cumplir los 50 años, esta misma entidad entregó la Medalla de Honor Institucional por su labor desplegada desde su fundación.
El Doctor Nelson León, siempre evitó cualquier homenaje público. Sin embargo, recibió algunos reconocimientos; durante su vida estudiantil representó a sus compañeros desde la presidencia de la FEUE. Posteriormente; desde la cátedra universitaria, en 1981 la Universidad Central le entregó la Medalla al Mérito Docente, luego de más de 30 años de servicio a esta institución. Además, recibió reconocimientos por su labor universitaria como Secretario Abogado de la Facultad de Filosofía y Letras y múltiples representaciones a los cuerpos directivos de la Universidad.
El 19 de abril del 2007, se realizó una sentida Sesión Solemne en homenaje al Doctor Nelson León y a la Institución Educativa Pensionado Universitario, al cumplir cincuenta años de labor y creación de la Institución. Se unieron a esta conmemoración las instituciones del Estado a través del Ministro de Educación, Dr. Raúl Vallejo Corral, quien mediante Acuerdo Ministerial No. 128 entregó la condecoración “Al mérito educativo de primera clase al insigne maestro, Doctor Nelson León Vizcarra” (acuerdo adjunto) y mediante Acuerdo Ministerial 127 la condecoración “Al mérito educativo de primera clase” al pabellón del Colegio Pensionado Universitario. En la misma sesión la Fundación Fabián Jaramillo Dávila y el Pensionado Universitario hicieron la entrega al Dr. Nelson León de un simbólico baúl de plata por “los cincuenta años de servicios a la humanidad”, a través de su labor incondicional en la construcción del Pensionado Universitario. También se hizo presente el Partido Socialista Ecuatoriano, otorgándole un significativo trofeo: el busto de Ernesto Che Guevara, símbolo del hombre nuevo, en reconocimiento a su aporte a la causa e ideario socialistas. Por último, el Ilustre Municipio de Quito entregó la medalla de Honor Institucional al Pensionado Universitario.
En el año 2007, a los ochenta y ocho años de edad, el Doctor Nelson León decidió separarse del Pensionado Universitario. Su obra estaba consolidada y la transición a una nueva gestión también se había realizado. Con sabiduría, a lo largo de casi veinte años, formó a quienes tomarían la posta de esta tarea a fin de garantizar la sostenibilidad del proyecto, más allá de la generación de sus fundadores e ideólogos. Se retiró a su casa en Puembo, una cabaña en medio de un bosque, que el mismo sembró, donde llegan los picaflores todas las mañanas. Allí acompañado de la lectura vio pasar los últimos años de su vida en los que floreció plenamente su bondad y alegría sana de quien había cumplido con su misión. En uno de esos momentos de reflexión sobre lo vivido, refiriéndose al Pensionado Universitario dijo: “¡Es una historia de entrega, de amor, de pasión por una actividad tan importante como la educación!”
Bibliografía citada:
Calvo, Xavier (2010). Dr. Nelson León (mimeo)
Coronel, Valeria (2009). Orígenes de una democracia corporativa: estrategias para la ciudadanización del campesinado indígena, partidos políticos y reforma territorial en Ecuador (1925 – 1944). En Eduardo Kingman Garcés (Ed.), Historia Social Urbana. Espacios y Flujos (pp. 323 – 364). Quito: FLACSO – Ministerio de Cultura del Ecuador.
Fuentes consultadas:
Video Sesión Solemne de los cincuenta años del Pensionado Universitario. Homenaje al Dr. Nelson León (2007). Archivo Pensionado Universitario.
Video Pensionado Universitario. Cincuenta años de labor educativa (2007). Archivo Pensionado Universitario.
María Fernanda Carpio. Video Nelson T. León un hombre del siglo XX. Documental biográfico 1919 – 2015. Fundación Fabián Jaramillo Dávila.
Pensionado Universitario: cincuenta años de labor educativa. Homenaje al Doctor Nelson León “Gerente educativo ilustre del siglo XX” (2007). Fundación Fabián Jaramillo Dávila / Pensionado Universitario.