Reseña de la vida del Doctor Fabián Jaramillo Dávila, fundador de la unidad educativa Pensionado Universitario Nelson León Vizcarra
Fabián Jaramillo Dávila nació en Quito, el 22 de mayo de 1925 en el hogar formado por el abogado y político socialista Juan Genaro Jaramillo Larrea y doña Pastoriza Dávila Jaramillo, ambos imbabureños. La educación primaria la realizó en la Escuela Municipal Espejo y el bachillerato en el Instituto Nacional Mejía. Cursó la carrera de Derecho en la Universidad Central del Ecuador, recibiendo el premio a mejor egresado en el año de 1948.
En 1953 se casó con Mercedes Terán Arellano, con quien procreó seis hijos: Fabián, Ramiro, Lourdes, Diego, Santiago y Lorena. Fue un esposo ejemplar y un padre preocupado que confió en sus hijos y los guio en base a modelos y ejemplos como el vivir honradamente, no hacer daño al otro y dar a cada uno lo suyo. Trajinó por la docencia y la política, el ejercicio profesional y el servicio público, la investigación jurídica y social, pero ante todo priorizó la vida de familia.
En todas las facetas de su vida defendió con firmeza sus principios, pero a la vez, siempre tuvo apertura para escuchar a los demás, para analizar sus puntos de vista, y ello le permitió muchas veces solventar disputas con plena satisfacción de los involucrados, quizás adelantándose en el tiempo a los actuales métodos alternos de solución de controversias.
Falleció el 6 de junio de 1989 por una leucemia de origen genético, que según los médicos, estuvo latente durante toda su vida, pero se presentó recién dos meses antes de su deceso. En ese periodo afrontó su destino en forma serena y valiente, quizás porque al regresar la mirada hacia atrás y recorrer las diversas actuaciones y facetas de su existencia, estaba satisfecho de lo realizado.
El 01 de mayo de ese año intervino en la sesión que realizó el Comité de Empresa de los Trabajadores de la Fábrica de Cigarrillos El Progreso a los que asesoraba, para conmemorar el Día Universal del Trabajo, siendo este su último acto público.
El Maestro. – La educación y la docencia fueron su pasión. En 1948, esto es aún antes de titularse como abogado, fue profesor en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Central, impartiendo las cátedras de Legislación de Imprenta y Código de Menores en la Escuela de Periodismo. Por ocho años fue Sub decano de esa Facultad.
En 1957 junto con otros docentes universitarios, formó la Cooperativa Universitaria de Educación que creó el Pensionado Universitario que existe hasta hoy, aunque la cooperativa inicial se transformó en 1990 en una Fundación sin fin de lucro con el nombre de Fabián Jaramillo Dávila, misma que regenta la unidad educativa en la que miles de jóvenes han alcanzado una formación de excelencia tanto en valores como en conocimiento.
Fue profesor de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central en las cátedras de Código del Trabajo y Práctica Laboral que las impartió por décadas, incluso después de haberse acogido a la jubilación. Desde el año de 1964 fue Director Ejecutivo del Instituto de Derecho del Trabajo e Investigaciones Sociales de esa Facultad, y como tal, publicó semestralmente la revista IDTIS, con amplia difusión tanto en el Ecuador como internacionalmente y que contiene muchos de sus criterios sobre temas jurídicos y sociales relativos a las relaciones obrero-patronales.
En la Universidad Central fue representante de la Asamblea al Consejo Universitario y recibió la distinción de Profesor Honorario el 19 de mayo de 1981.
Cuando se reinstauraba la democracia en el Ecuador después de la dictadura militar de 1963 – 1966, fue Ministro de Educación en el gobierno interino de Otto Arosemena Gómez y debió desarrollar una oferta presidencial consistente en construir una escuela por cada día de ese gobierno. En trescientos días de gestión en el Ministerio de Educación y con la participación de los gobiernos seccionales y de la colectividad, se construyeron e inauguraron seiscientas cuarenta y ocho escuelas con más de mil aulas y repartidas a lo largo de la Patria, especialmente en las zonas rurales, a partir del convencimiento de que sólo son libres quienes han recibido educación.
Sobre su intervención en la reunión del Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura realizada en Venezuela donde inició el Programa Interamericano de Educación de la OEA, en el Diario El Comercio de 26 de julio de 1989, esto es días después de su fallecimiento, el Doctor Hugo Albornoz Casares escribió “… La reunión fue a nivel ministerial y Fabián Jaramillo Dávila asistió en su calidad de Ministro de Educación del Ecuador. Entonces tuve ocasión de conocerlo por primera vez y pude apreciar sus grandes dotes de maestro, de brillante expositor de sus claras y sólidas ideas y de su espíritu de político con una visión mucho más amplia que la de su propia Patria. Fue el más joven de los ministros asistentes y diría yo, sin temor a equivocarme, uno de los que más alto se colocaron como educadores, como políticos y como tribunos internacionales. Fabián Jaramillo Dávila es uno de los fundadores del Programa Interamericano Educativo, puso varios de sus más sólidos cimientos y contribuyó, en escala nacional e internacional, a darle prestigio y significación continental. Con un espíritu americanista puro y definitivamente democrático, hizo llamados importantes y ofreció magníficas sugerencias para que dicho programa diera atención especial a las clases desvalidas y olvidadas del campo y de las grandes urbes. La educación de América y, muy especialmente, la del Ecuador, deben mucho a la inteligente acción de Fabián Jaramillo Dávila. …”
El Abogado. – En 1949 obtuvo el título de Abogado y Doctor en Jurisprudencia e inmediatamente abrió su despacho profesional. Trataba asuntos de todas las materias del derecho, como entonces era lo usual y procedió siempre con responsabilidad y honestidad, evitando el litigio cuando era factible una conciliación, y defendiéndolo vehementemente en los demás casos. Consideró que la contienda legal no debía afectar a la relación personal del abogado con su contrincante ocasional o con el juez, y siempre fue su recomendación la de que “los juicios deben peleárselos como propios y perdérselos como ajenos”, lo que significaba, emplear todos los medios lícitos en la defensa para recibir tranquilamente, incluso un resultado adverso.
En 1964 se dictó la Ley de Federación de Abogados que impuso la colegiatura obligatoria, eliminada en el gobierno de la revolución ciudadana por contraria a sus intereses. Por mandato de la ley entonces dictada, se convocó a una asamblea general de abogados de Quito reunida en el Salón de la Ciudad, para elegir por votación universal el directorio del Colegio de Abogados. Conforme al resultado electoral individual, tal directorio se integró con los doctores Antonio J. Quevedo, José Federico Ponce, Fabián Jaramillo Dávila, Benjamín Terán Varea y René Bustamante Muñoz, asignándose en ese orden las matrículas profesionales, que luego fueron el antecedente para el reparto de los casilleros judiciales.
En el periodo de 1964 fue el secretario de esa primera directiva, y en los dos años siguientes, por elección general fue Presidente del Colegio de Abogados de Quito. Hizo una activa vida gremial; dirigió la primera Asamblea Nacional de Abogados y asistió regularmente a las que posteriormente se convocaron en diversas provincias de la Patria. Entre los años 1979 y 1980 fue Presidente de la Federación de Abogados del Ecuador.
La Asamblea Constituyente de 1966, le designó Vocal del Tribunal de Garantías Constitucionales, y luego, Procurador General del Estado.
Por varias ocasiones fue Conjuez de la Corte Suprema de Justicia y en 1971, como Conjuez del Presidente de ese Tribunal, integró el Consejo Superior del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social que preparó un proyecto de Código de Seguridad Social en base a serios estudios de la realidad ecuatoriana y sus previsiones, el que lamentablemente nunca llegó a ser aprobado y pudo evitar la problemática que posteriormente ha afectado a la institución y al futuro de sus afiliados.
Fundamentalmente, ejerció la profesión de abogado durante cuarenta años con notable suceso, de allí que con frecuencia los medios de comunicación y diversos grupos sociales buscaron sus criterios jurídicos para esclarecer los problemas de orden legal que se presentaban. Unos meses antes de su muerte el Diario El Comercio publicó su opinión sobre el Código del Trabajo a los cincuenta años de su vigencia.
El Político. – Compartiendo el pensamiento de su padre, que fue uno de los fundadores del Partido Socialista Ecuatoriano, tuvo una militancia y activa participación en la búsqueda de una sociedad incluyente y preocupada por los sectores más pobres y desposeídos. Presidió la Sociedad de Egresados del Colegio Mejía, fue representante estudiantil al Consejo Universitario en la Universidad Central y presidió el Congreso de la FEUE. En 1946 fue gerente del Diario La Tierra, un órgano periodístico del Partido Socialista y ello le significó un periodo de cárcel, cuando el Presidente Velasco Ibarra se apartó de los postulados que le llevaron al poder el 28 de mayo de 1944.
Fue un fervoroso creyente del diálogo y por ello en las dictaduras militares de las décadas de 1960 y 1970, antepuso los intereses democráticos y el afán de recuperar la institucionalidad a cualquier conveniencia partidista; principios que ahora cobran vigencia pero que entonces no eran valorados adecuadamente pues se consideraba que las divergencias ideológicas debían primar aún sobre los intereses colectivos.
Ocupó una curul en la Asamblea Nacional Constituyente de 1966 y junto con legisladores como Carlos Cueva Tamariz, Julio César Trujillo e Isabel Robalino Bolle, impulsaron varias ideas que se plasmaron en la Carta Política, para defensa de los derechos de los trabajadores. Por ejemplo, se estableció que la prescripción de derechos laborales debe contarse desde la terminación de la relación laboral y no desde que la obligación fue exigible, porque se consideraba que mientras el contrato de trabajo se mantenía vigente, no era posible que el trabajador reclame por un incumplimiento, porque se arriesgaría la estabilidad en el empleo. El numeral 14 del artículo 64 de esa Carta Política decía: “Los conflictos individuales de trabajo se tramitarán en juicio oral, en la forma que determine la ley”; aspiración que recién se materializó cuarenta años después y que se ha consolidado con importantes resultados desde la vigencia del Código Orgánico General de Procesos en 2016.
En su larga militancia dentro del Partido Socialista, entre las décadas del sesenta y setenta, le tocó vivir una serie de escisiones, lo que significaba la existencia de directivas de las diversas facciones existentes. Propició siempre la unificación de esa tendencia política, meta que fue alcanzada al inicio de los años ochenta, cuando como Secretario General del Partido consolidó una organización política importante integrando a las diversas facciones que habían surgido en el tiempo. La directiva que nació de ese proceso, fortaleció el accionar político partidista, lo que se evidenció en el hecho de que por elección popular, el socialismo tuvo bancadas numerosas en posteriores congresos nacionales y sus militantes ocuparon altas dignidades legislativas.
El Derecho Laboral. – Tanto por su concepción ideológica como por las cátedras que impartió en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central, se dedicó especialmente al estudio del Derecho del Trabajo. En su práctica profesional defendió a trabajadores y sindicatos en litigios individuales y colectivos. También asesoró a empleadores que comprendían que el proceso productivo debe desarrollarse en armonía con los trabajadores a partir del respeto absoluto de sus derechos y la atención de sus aspiraciones, en cuanto fueren posibles.
Fue miembro fundador de la Asociación Iberoamericana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social y Académico de Número de la Academia Iberoamericana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social y asistió a decenas de reuniones internacionales en materia laboral en las que expuso y defendió sus ponencias, y así mismo, analizó las realidades y legislaciones de otros países del continente.
Intervino en la elaboración de varias obras de derecho comparado. Para una que se hizo en homenaje al profesor Guillermo Cabanellas preparó el artículo “Capitalización del Trabajo del Obrero”, que se relaciona con la institución del Fondo de Reserva consagrada en el Código del Trabajo desde 1938, y que en las circunstancias actuales del país, tendría gran trascendencia, pues son miles los trabajadores ecuatorianos que han perdido sus empleos y el gobierno anuncia como política la de que la banca pública otorgue pequeños créditos a quienes deseen emprender en alguna actividad económica que le permita su supervivencia. El Fondo de Reserva se creó para cubrir esta situación, y no a través del endeudamiento porque el trabajador era el dueño de los valores que depositaba su empleador en el IESS, a fin de que los retire y utilice cuando concluía la relación de trabajo.
Más ocurre que esta institución que buscaba generar oportunidades para los trabajadores al fin de su vida laboral y así dinamizar la economía, fue desfigurada por el gobierno anterior. En la década del Socialismo del Siglo XXI, con la mensualización del Fondo de Reserva se perdió la intención del legislador de procurar que el trabajador pueda un día emprender un negocio propio con el resultado de su trabajo capitalizado.
Condecoraciones. –
Por las diversas actividades que desarrolló, recibió las siguientes distinciones:
1968.- Condecoración al mérito en el Grado de la Gran Cruz otorgada por el Gobierno del Ecuador.
1974.- Condecoración al Mérito Docente concedida por la Universidad Central del Ecuador.
1981.- Condecoración al Mérito Profesional dada por la Federación Nacional de Abogados del Ecuador.
1981.- Condecoración al Mérito Laboral otorgada por el Ministerio del Trabajo del Ecuador.
1989.- Condecoración Guillermo Cabanellas concedida post mortem por la Asociación Iberoamericana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social.